El semáforo epidemiológico en naranja ha permitido la reapertura, sólo con un 30% de aforo, de los museos en Ciudad de México. En este contexto, desde el pasado 2 de septiembre están en exhibición las fotografías ganadoras del World Press Photo 2020 (WPP) en el Museo Franz Mayer.
Es un fin de semana por la mañana. El rumor del agua en la fuente del Franz, y el canto de las aves, invitan a ver las fotografías montadas en los pasillos que delimitan el jardín central del museo. El olor a alcohol en las manos y la indicación sobre “hacer un recorrido fluido al observar la exposición” rompen la armonía, pero son medidas necesarias ante la contingencia sanitaria por el coronavirus SARS-CoV-2.
La World Press Photo Foundation (https://www.worldpressphoto.org) es una organización creada en Países Bajos en 1955 que reconoce lo más destacado del fotoperiodismo en 8 categorías. El material fotográfico “es valorado en términos de su precisión informativa, imparcialidad y atractivo con respecto a nuestro mundo”, refiere la introducción a la exposición.
La colección fotográfica dibuja el mundo en el que vivimos a través de la selecta visión de 45 fotorreporteros de 24 países. En general, los temas predominantes en esta ocasión son los relacionados con la problemática ambiental, por ejemplo, los incendios en Australia, y las protestas en diversos países como Argelia, Chile, China, Irak y Sudán. Es curioso notar que en la categoría de deportes, cuatro de seis premios entregados son para imágenes relacionadas con el futbol. Sí, el futbol es la visión global del deporte, también un buen negocio.
La foto del año es del japonés Yasuyoshi Chiba, de la Agencia de Noticias de Francia (AFP, por sus siglas en francés), quien capturó la imagen de un joven sudanés iluminado por la luz de los teléfonos celulares de sus compañeros de lucha. Recitando un poema en medio de un apagón durante una manifestación en Jartum, el muchacho con la mano izquierda en el pecho, y con semblante de determinación, es un ejemplo de la inteligencia y la sensibilidad ante la desigualdad. La fundación también reconoció a otros tres fotógrafos de la AFP: Nicolas Asfouri (en la categoría Noticias Generales), Sean Davey (Temas Contemporáneos) y Oli Scarff (Deportes).
Parece que los italianos y los estadounidenses están haciendo un buen trabajo fotoperiodístico, pues Italia es el país con mayor número (6) de fotógrafos reconocidos cuyos trabajos fueron publicados en medios como National Geographic, L’Espresso y The Washington Post. Sus fotografías son de coberturas en América Latina, Medio Oriente y Europa, sobre temas relacionados con la desigualdad social y los recursos naturales. Por su parte, Estados Unidos está representado con 5 ganadores que abordan temas sobre el ambiente, principalmente.
El caso de Alejandro Prieto es particularmente interesante, no sólo por ser el único mexicano premiado, realmente lo es por su fotografía titulada Roadrunner approaching the border wall. Por su trabajo, Alejandro se hizo acreedor al segundo lugar de fotografías individuales de la categoría Naturaleza, sin embargo, pienso que es una foto de primera que no sólo habla de naturaleza, también de política. Y es que con las próximas elecciones en Estados Unidos, Donald Trump —que no entiende de muchas cosas, entre ellas de naturaleza y ambiente— se mantiene firme sobre la construcción de un muro en la frontera con México.
La propuesta de división no es nueva, pues existe una valla metálica montada (no en toda la frontera) a partir de una decisión tomada en 1994, en el gobierno de Bill Clinton, para luchar contra la migración ilegal. Precisamente, este tema es recurrente en el discurso del hoy presidente estadounidense quien busca la reelección: un tema de seguridad nacional, dice.
El muro de Trump, más allá de ser una forma (inadecuada) de regularizar el flujo migratorio, es una decisión electoral que divide entre los buenos estadounidenses (que votaron por él) y los “bad hombres”; que fomenta el racismo, generando encono, violencia y abusos de autoridad; que viola derechos humanos y delega funciones de patrulla fronteriza al gobierno mexicano; que fragmenta los paisajes desérticos de Norteamérica, y con ello las poblaciones de flora y fauna, alterando la dinámica ecológica de un componente biogeográfico del que obtenemos servicios ambientales. Sin duda, el muro refleja la estulticia de quienes lo creen necesario.
Curiosamente, la veleidad de la naturaleza ha tambaleado la forma en la que vivimos nuestra cotidianidad y también ha puesto en riesgo la reelección del mandatario estadounidense. El mal manejo de la pandemia lo ha hecho ver como un correcaminos atajado por un muro, el muro del coronavirus. No cabe duda que en la siguiente edición del WPP la pandemia será uno de los temas abordados, probablemente, junto con los resultados de las elecciones en Estados Unidos.
Por lo pronto, si usted sale a visitar la exposición del WPP en el Franz Mayer, tome las medidas sanitarias pertinentes. Si decide quedarse en casa, también hay opciones, pues el museo de artes decorativas tiene programadas algunas actividades relacionadas con el WPP, entre ellas, una conferencia en línea a cargo de Alejandro Prieto. La entrada es libre para 100 personas —ojalá que después la puedan ver más personas a través de las redes sociales del museo—. La exhibición, ampliamente recomendable, estará hasta el 8 de noviembre.
Gracias por la excelente reseña: la fotografía, pero también su entorno. Me encantaría que el autor me guiara por la exposición, ahí mismo, en el museo.
Que forma tan cristalina para entender como está nueva normalidad q nos atraviesa nos está obligando a cambiar la forma de recibir el arte, más no así la intensidad del sentir que nos genera, muy buena reseña!
La redacción me recordó a la película “Bajo el sol de Toscana”
Buenas reseña. Espero que me invites 😊
Excelente reseña! Muy ilustrativa en estos tiempos que vivimos.